Al final nos haremos los suecos
Al final nos haremos los suecos y no lo digo porque cuando termine todo esto del “COVID 19” y nos preguntemos como hemos podido llegar a esta situación, todos o casi todos nuestros responsables políticos miren para otro lado para no dar explicaciones de sus “acertadas” decisiones, nos haremos los suecos porque vamos directos al teletrabajo.
Según uno de esos Informes de la OIT (Organización Internacional del Trabajo) que navega por el mar de internet, en España tan sólo el 7% de los trabajadores ejerce el teletrabajo cuando la media europea se sitúa entorno al 17%, siendo los estados escandinavos, como no, donde más se practica esta modalidad.
Este 23 de septiembre se publicó en el BOE el Real Decreto-ley 28/2020, de 22 de septiembre, de trabajo a distancia;su exposición de motivos lo define como “el trabajo que se realiza fuera de los establecimientos y centros habituales de la empresa y del que el teletrabajo es una subespecie que implica la prestación de servicios con nuevas tecnologías”.
Sin entrar a valorar las bondades o no de la norma, me pregunto como nos va a afectar esta nueva forma de trabajar a nuestro trabajo de auditoría. Por un lado tendremos la vertiente de medios materiales, hemos de contar con servidores físicos o virtuales, con equipos portátiles, conexiones rápidas y seguras, programas informáticos, etc., este extremo creo que está superado, ya lo venimos realizando, mucho de nuestro trabajo se hace en las instalaciones del cliente y se concluye en nuestros despachos profesionales; pero ¿y la vertiente, no de medios materiales, la de ejecución del trabajo?, hay una frase que se repite machaconamente en nuestros requerimientos de auditoría “obtener/dejar evidencia de auditoría suficiente y adecuada”; puede que llegue el día que desde la firma del Encargo hasta la firma y entrega de nuestro informe, pasando por la asignación, discusión y seguimiento de los equipos de trabajo, obtención de documentación, comunicación y discusión con los órganos de gobierno de las entidades, etc., se haga en la distancia sin contacto físico y de todo ello deberemos obtener/dejar evidencia de auditoría suficiente y adecuada. ¿Lo conseguiremos?, seguro que sí, puede que tengamos que implementar nuestros sistemas informáticos para obtener esa seguridad, confiabilidad o evidencia que nos requiere nuestro trabajo, pero al final el trabajo cumplirá con todos los requerimientos, pero donde dejamos el factor humano, el trato con las personas, una conversación con el administrativo te cuenta más que viendo el diario, la cara del administrador nos dice “¡ojo! ahí hay tema”, … no podemos, no debemos de renunciar a ello, porque si no, al final nos haremos los suecos.
Juan Luis Roldán González
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