Estamos en la era del comercio electrónico.
La balanza se inclina hacia las compras electrónicas. Las grandes superficies ponen todo su empeño en la compra online.
Incluso desde la propia tienda realizan por ti las gestiones para conectarte a su app y pedir online. A igualdad de precios, la comodidad de llevarlo a casa sin gastos de trasporte ni de devolución. ¡¡¡Es un mundo maravilloso!!! Compramos en AliExpress, en AliBaba, en Amazon, y hasta en Corte Ingles, Zara, Carrefour… con un click.
Cuando buscamos en la red las ventajas e inconvenientes de la compra online/ electrónica/ e commerce frente a la compra tradicional vemos que todas se basan en adular las ventajas de la primera frente a tímidas ventajas de la segunda. Incluso en la denominación, la compra electrónica adopta infinidad de nombretes frente a la denominación “tradicional” de la de “siempre”, con las connotaciones que ambas palabras conllevan, me refiero a negativas, y más en los tiempos políticos que nos están tocando vivir.
Así, navegando por la red, uno puede encontrar las ventajas y desventajas asociadas a la compra online frente a la compra tradicional:
VENTAJAS compra online
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DESVENTAJAS compra online
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No pararse en largas filas para realizar una compra
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Falta de toque personal
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Es más fácil comparar precios
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Incapacidad de probar el producto antes de la compra
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Acceso a tiendas ubicadas lejos del comprador
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Necesidad de un dispositivo de acceso a Internet
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No es necesario un almacén físico
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Muchas opciones
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Y es que, viendo el panorama, es lo que toca, ¿no? Apuntarse a la ola del comercio electrónico porque todo son ventajas para el consumidor, para el comprador final y por eso un mundo de telecomercio se muestra a nuestra disposición con un solo movimiento táctil.
¿Pero, porque tanta insistencia en fomentar este tipo de comercio tan beneficioso para todos?
¿Es, realmente, esto bueno para nosotros?
Imaginemos un largo plazo en el que se ha implantado el comercio online a gran escala. Ya nadie va a la compra y todo lo traen a casa. Ya no hay tiendas, no hay comercios, no hay locales a pie de calle, no necesitamos áreas comerciales, y en consecuencia tampoco tantos bares y restaurantes.
Entonces todos estos puestos de trabajo se han reconvertido en almaceneros de logística (mientras los robots no sigan avanzando) y el resto en repartidores.
Y los ayuntamientos, entonces, que recaudan tanto por los IBIS, los impuestos de locales a pie de calle, terrazas, basura, actividades económicas…. ¿¿De quién van a vivir??
¿O seremos los consumidores finales, los que tendremos que asumir estos impuestos? Junto con los costes que nos quieran cobrar después de que la alternativa se haya esfumado, por que cuando todo sea online, no habrá marcha atrás, no podremos comparar ni decidir.
Cuándo ahora compramos un producto el AliExpress por 1 euro, ¿realmente somos conscientes de que en el largo plazo estamos vendiendo nuestra libertad de elegir, al mismo precio?? ¿Pensamos que cuando no tengamos otra opción, las mercancías van a seguir con el mismo coste? ¿Como van a hacer los trabajadores para reconvertirse? ¿Quién ha pensado en su futuro?
Ya que nadie va a pensar por nosotros, seamos inteligentes y pensemos cada uno en el nuestro, en lo que nos conviene o no. No hace mucho del caso de las mascarillas, que ni por online llegaron desde China….
De ahí la importancia de pensar en el largo plazo….
Esther Sanchez
Socia Eudita Canarias
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