¿Qué he hecho yo para merecer la insolvencia?
Por muy sorprendente que parezca, muchas Pymes (y “no tan pymes”) comienzan su andadura empresarial, con un simple análisis de rentabilidad y evaluando la inversión necesaria en inmovilizado con financiación propia y/o ajena. Esta situación suele desembocar en necesidades añadidas de financiación en los numerosos escenarios en los que el periodo de cobro excede sobre el periodo de pago. Ya, desde el inicio la actividad mantiene una carencia; no se ha proyectado la tesorería a medio/largo plazo y lo que presentaba visos de éxito, en términos de rentabilidad, se convierte en una situación financiera de sobreendeudamiento externo.
Salvado con éxito, en su caso, este comienzo, la compañía se consolida en el mercado, los ingresos crecen y también el sobreendeudamiento externo como consecuencia de que también crece, en términos económicos, el déficit entre periodos de cobro y pago. De nuevo se comete el mismo error de no proyectar la tesorería a medio/largo plazo y nos encontramos al filo de un “precipicio”, el sobreseimiento general de pagos, la insolvencia.
A continuación, las mismas entidades bancarias que nos ofrecieron y concedieron la financiación sin detectar riesgo y sin solicitar las previsiones de tesorería de la compañía no aceptan la posibilidad de refinanciación.
La compañía acude a profesionales especializados que le informan de su obligación de presentar concurso y las bondades de esta figura.
Durante este periodo de tiempo la compañía no ha podido liquidar sus deudas tributarias y de seguridad social.
Ya en sede del concurso de acreedores se intenta la posibilidad de convenio y se consigue con la mayoría de los acreedores y banca pero las administraciones públicas no se flexibilizan en absoluto.
Solo queda la opción de liquidación y el beneficio de la exoneración del pasivo insatisfecho para los socios avalistas para poder disponer de una segunda oportunidad.
Vito este escenario, muy común ¿Analizaremos la tesorería futura en una nueva andadura empresarial? Entiendo que sí.
Francisco Vázquez
Oficina Eudita de Córdoba
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