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Reflexiones sobre la gestión de la calidad del auditor

“No tiene sentido decir que lo hacemos lo mejor que podamos. Tenemos que lograr hacer lo que es necesario” (Winston Churchill).

Siendo el servicio militar obligatorio, recuerdo que nos exponían un extenso código ético y deontológico militar que como futuros soldados patrios de honor teníamos que cumplir. Con cierta sorna un compañero se dio cuenta de la falta de algo que suponía relevante y pregunto “y el valor ?”, después de un molesto momento de silencio, ya que no era un sitio donde se animara precisamente a la pregunta fácil y menos aún la de un recién llegado novato, la condescendiente respuesta del sargento fue muy simple y coherente “el valor se presupone coño!!”.

Pues siguiendo la respuesta del sargento, en lo que se refiere a la gestión de la calidad de una firma auditora, ésta se presupone. No se explicaría que fuera de otra manera, ya que conforme a las exigencias de la Norma Internacional de Auditoria NIA-ES 265, los auditores, previo análisis del control interno de las compañías que auditamos, en caso de detectar deficiencias, debemos comunicar las mismas a la dirección de las empresas. Por tanto si en nuestra labor analizamos y aportamos mejoras en los procesos de la calidad del control interno de nuestros clientes, no tendría mucho sentido que no lleváramos a cabo dichas mejoras en nuestras propias firmas, al menos como una búsqueda continua de optimizar y mejorar la gestión de nuestros propios despachos.

Sin embargo, aunque para el Ministerio de Defensa y los altos mandos en el ejército español, el valor de un soldado se presupone y por tanto no se incluye en ningún manual de exigencias, para los organismos que regulan la profesión auditora, la calidad en la gestión de las firmas auditoras se pone claramente en duda. Así los auditores tenemos que probarla documentalmente en muchos de nuestros quehaceres diarios tales como: trabajo técnico, formación, relación laboral con el personal operativo de los despachos, honorarios y tiempos aplicados en los trabajos, relación con los clientes, etc., existiendo actualmente ya una Norma Técnica de Auditoría específica de obligado cumplimiento sobre Gestión de la calidad de una auditoría de estados financieros (NIA-ES 220).

La calidad es inherente a nuestra profesión, aunque sólo sea por minimizar dentro de lo posible la altísima responsabilidad ilimitada que asumimos en la firma de los informes. Por consiguiente, su exigencia no es algo que nos genere una preocupación relevante, pero sí resulta con frecuencia molesto el tener que dedicar horas a documentar y formalizar de manera reiterada cada año, lo que muchas veces resulta simplemente evidente, como dijo en una ocasión Henry Ford «Calidad significa hacer lo correcto cuando nadie está mirando».

Tanto la Ley 22/2015 de Auditoria de Cuentas (LAC) como el Real Decreto 2/2021 del Reglamento que desarrolla la mencionada ley (RLAC) hacen mención a la calidad de los auditores. Así la RLAC ya exige un sistema de control y gestión interno, que incluya políticas y medidas documentado y comunicado al personal con capacidad para intervenir, anticipando los principios y criterios rectores que deben de cumplir las políticas y procedimientos que integran el control interno.

El colofón a la exigencia del regulador de formalizar la calidad, ha sido la reciente Resolución de 20 de abril de 2022, del Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas, por la que se publican las normas de control de calidad interno, «Gestión de la calidad en las firmas de auditoría que realizan auditorías de estados financieros» (NIGC1-ES), «Revisiones de la Calidad de los Encargos» (NIGC2-ES), y la Norma Técnica de Auditoría «Gestión de la calidad de una auditoría de estados financieros» [NIA-ES 220 (Revisada)]. Se trata de otra vuelta de tuerca.

La NIGC1-ES aplicable requiere que la empresa auditora diseñe e implemente un Sistema de Gestión de la Calidad (SGC) para garantizar la calidad de los encargos realizados por la firma a partir del 1 de enero del 2023. Nos indica que un sistema de gestión de la calidad opera de un modo continuo e iterativo y responde ante los cambios en la naturaleza y las circunstancias de la firma de auditoría y de sus encargos. Asimismo, no opera de un modo lineal y debe tratar los siguientes ocho componentes:

(a) el proceso de valoración del riesgo por la firma de auditoría;
(b) gobierno y liderazgo;
(c) requerimientos de ética aplicables;
(d) aceptación y continuidad de las relaciones con clientes y de encargos específicos;
(e) realización del encargo;
(f) recursos;
(g) información y comunicación y
(h) el proceso de seguimiento y corrección.

El enfoque basado en el riesgo de esta norma se integra en los requerimientos a través de:

(a) El establecimiento de objetivos de calidad. Los objetivos de calidad establecidos por la firma de auditoría consisten en objetivos relacionados con los componentes del sistema de gestión de la calidad que deben ser alcanzados por la firma de auditoría. Se requiere que la firma de auditoría establezca los objetivos de calidad especificados por la nueva norma y cualquier objetivo de calidad adicional que la firma de auditoría considere necesario para alcanzar los objetivos del sistema de gestión de la calidad.
(b) La identificación y valoración de los riesgos para alcanzar los objetivos de calidad (denominados en esta norma riesgos de calidad). Se requiere que la firma de auditoría identifique y valore los riesgos de calidad para disponer de una base para el diseño e implementación de respuestas.
(c) El diseño e implementación de respuestas para responder a los riesgos de calidad. La naturaleza, momento de realización y extensión de las respuestas de la firma para responder a los riesgos de calidad se basan en los motivos de las valoraciones asignadas a los riesgos de calidad y responden a estos.
Adicionalmente esta norma requiere que, por lo menos una vez al año, la persona o las personas a las que se ha asignado la responsabilidad última del sistema de gestión de la calidad y de rendir cuentas sobre este, en nombre de la firma de auditoría, evalúen el sistema de gestión de la calidad y concluyan si proporciona a la firma de auditoría una seguridad razonable de que se alcanzan los objetivos del sistema.

En fin, más horas de trabajo no remunerado para los auditores de cuentas en su continua necesidad de evidenciar documentalmente que tienen la calidad necesaria para realizar adecuadamente su labor, función social que muy mayoritariamente han realizado con éxito desde hace ya muchos años.

”Después de escalar una montaña muy alta, con frecuencia descubrimos que hay muchas otras montañas aún por escalar”. (Nelson Mandela)

Alejandro Martín Saracho
Socio Eudita en Vigo

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